domingo, 30 de octubre de 2011

LES PRESENTO A DON RICARDO PALMA: la personalidad literaria de don Ricardo Palma es única en América


Ricardo Palma
     "Poeta infantil y romántico primero, epigramático y satírico más tarde, jugó con sus aptitudes como quiso, hasta encauzarlas todas en el camino de las tradiciones maravillosas.

     Podrá deberle el Perú la labor paciente de la reconstrucción de la Biblioteca Nacional y podrán agradecerle los jóvenes de hoy la serena austeridad de su vejez, deslizada mansamente en medio de emocionados anticipos de la inmortalidad; pero lo que no pagará la patria nunca, porque es gloria que ni los héroes suelen darla, es la sonoridad de su nombre y el rendimiento universal a su memoria." (Texto de Luis Fernán Cisneros, publicado en el Mercurio Peruano en noviembre de 1921, dedicado a la memoria del tradicionalista don Ricardo Palma)

     LAS HILACHAS.-Las hilachas, más que pequeñas tradiciones, son en puridad de verdad, apuntaciones históricas y chismografía de viejas. Hay en ellas cosas frívolas al lado de noticias curiosas. El autor ha deshilachado tela de algodón y tela de seda y formado un ovillo o pelota de hilachas. A través de una serie de post contaré, a ustedes estimados amigos, una por una.

LOS CACIQUES SUICIDAS
    
     La provincia de Cotac-pampas (llano de mineros) estaba en los tiempos del último Inca dividida en dos cacicazgos, cuyos límites marcaba la cordillera de Acca-cata.

     El más importante de los cacicazgos era conocido con el nombre de Yanahuara, y su vecino con el de Cotaneras. Aun existen, en ruinas, los dos palacios que habitaron los respectivos señores feudales.

     El cacique de Yanahuara tenía ya reunida inmensa cantidad de oro para contribuir al rescate de Atahualpa, cuando recibió la noticia de que los españoles habían dado muerte al soberano. El cacique mandó construir entonces una escalera de piedra, que le sirvió para transportar el tesoro a la empinada cueva de Pitic; luego hizo destruir la escala y se enterró vivo en aquella inaccesible altura.

     Los naturales agregan que en ciertos aniversarios fúnebres se ve, en medio de las tinieblas de la noche, un ligero resplandor, que para ellos representa el espíritu de su cacique vagando en el espacio.

     En el primer año de la fundación de Lima dispuso don Francisco Pizarro que se trajeran en traílla indios de los alrededores de la ciudad para que sirviesen de albañiles.

     El cacique de Huansa y Carampoma se negó tenazmente a cumplir una orden que humillaba la dignidad de los suyos; y en la imposibilidad de oponer resistencia al despótico mandato prefirió, a ser testigo del envilecimiento de sus súbditos, enterrarse en una cueva, cuya boca hizo cubrir con una piedra labrada.

     Hoy mismo, siempre que los indios de la provincia de Huarochiri celebran sus fiestas, llevan flores y provisiones que colocan sobre dicha piedra, y consideran el nombre del cacique como el de un genio protector de la comarca.


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