viernes, 5 de agosto de 2011

CREACIONISMO, LOS DADOS ETERNOS Y TESTIGOS DE JEHOVÁ: Adán, Eva y la posterior humanidad doliente.

¿Un creador se encargó de traer al hombre a la existencia? ¿Es un ser ético? Juzgue usted estimado lector. Analizar uno de los aspectos relacionados con su acto creacionista ha sido particularmente iluminador de un hecho sobrecogedor

La denominada prueba única a la que fueron confrontados Adán y Eva nos lleva al análisis de sus respectivas respuestas. Asumamos que estamos ante un juego de dados; cada una de las jugadas debe dar un resultado de entre un número de ellos posibles representados por las 6 caras del dado. Aplicando el principio a las respuestas de Adán y Eva, mencionaremos las 2 posibles actitudes a tomar por Adán y Eva: obediencia, desobediencia.

Si el dado está correctamente confeccionado o si Adán y Eva estuvieron inmersos en las circunstancias apropiadas, no es posible decir de antemano cuál de los resultados posibles se obtendrá. Por otro lado, existe, entre los diversos resultados posibles, simetría recíproca, sí y solo sí, se han cumplido las condiciones mencionadas.

Entendemos por simetría recíproca, una condición que nos hace considerar los posibles resultados, cualitativamente iguales desde la perspectiva del acto involucrado. Examinémosla para el caso del dado; primero, la masa del cubo estará distribuida homogéneamente de forma que su centro de gravedad se ubique en la intersección de las diagonales que se dan entre 2 vértices no pertenecientes a la misma cara; segundo, los vértices tendrán idéntica curvatura.

Veámosla para el caso de Adán y Eva; primero, en la estructuración existencial de ellos no debió haber ninguna fuerza química-metabólica dominante que produjera tendencias particulares; por ejemplo, apego biológico de Adán por Eva o viceversa; segundo, en la conformación de ellos no debió ponerse una naturaleza susceptible de ser manipulada y capitalizada por ente pensante de nivel existencial superior.

Ninguna de las condiciones apuntadas se daban en su caso, razón por la que prevalecía una respuesta, es decir, no existía simetría recíproca. Evidentemente, un ente supra-humano lo discernió suscitándose desbalance. La denominada perfección humana (como la llaman los Testigos de Jehová) no constituía factor equilibrador pues alude a una propiedad restringida y privativa del entorno humano (como, igualmente, sostienen los TJ) e inherentemente inferior, contrastada con la forma existencial denominada angelical.

El devenir de la humanidad se determinó con un juego de dados cargados. Se le puso ante la dicotomía bendición-degradación, con la probabilidad: bendición, menor al 50% ¿Por qué traer criaturas a la existencia y someterlos a tal opción? El vate universal César Vallejo lo vislumbró angustiado cuando escribió el poema LOS DADOS ETERNOS.

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