sábado, 3 de septiembre de 2011

ANÉCDOTAS: Una experiencia horrorosa.



Conducía mi taxi...atentos mis sentidos.
     La mañana avanzaba entre el barullo característico de lugares públicos como la Zona Franca, era la hora cuando se comienza a sentir cansancio y hambre. Conducía mi taxi atento mis sentidos para detectar pasajeros o colegas distraídos que pudieran colicionar con mi auto. Un  canillita cruzaba la pista ofreciendo sus diarios populares y un perro lamía algo indefinido sobre el asfalto cuando  los transeúntes lanzaron gritos mientras un muchacho brincaba enérgicamente.

     Fue cuestión de segundos  el darse cuenta que el motivo que obligaba al mozo a ése danzar inesperado, era un ser excepcionalmente desarrollado,  de piel gris, ojos pequeños y largos pelos rígidos a cada lado de una nariz cónica. Pues bien, el chico brincaba y el roedor tropezaba, hasta que, prevaleciendo el sentido de dirección, salieron por sendas tangentes.

     Frente al escenario improvisado, se divisaba la entrada de una tiendecita donde una linda vendedora, dando la espalda al público y arrodillada sobre un banco, arreglaba sus mercaderías. Vestía jeans y las bocas de estos se veían como túneles que finalmente captaron la atención del ser gris mientras huía de las pisadas malintencionadas. Acto seguido, los estupefactos presentes emitieron gritos de horror.

     La joven vendedora, sin percatarse a cabalidad del drama, alcanza a ver al muchacho corriendo hacia ella para golpear enérgicamente su pierna intentando desalojar al intruso, quien finalmente sale tropezando para perderse entre los vericuetos del local, mientras la moza se desvanecía conmocionada. Al día siguiente, cuando pasé por el lugar, observé a las vendedoras vistiendo pantalones de punto, con ligas a los tobillos, por estos días de frío.

    

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